Tener un perro o un gato en Holanda podría considerarse en los últimos años como un gasto considerable en la economía familiar.
Los costos derivados de la atención veterinaria continúan encareciéndose cada vez más, sobre todo en las clínicas pertencientes a cadenas comerciales.
Las facturas de las urgencias médicas pueden rebasar los mil euros, una sorpresa nada agradable para los propietarios de mascotas que se ven obligados a acudir a estos servicios para no poner en riesgo la vida de los animales.
Desde 1998, los veterinarios tienen la libertad suficente para determinar las tarifas que cobran en sus consultas. Esto ha hecho que los precios se disparen, incluso por encima de la inflación.
En ese sentido, la Cámara de Representantes quiere establecer tarifas máximas para los tratamientos realizados por un veterinario, para que los propietarios sepan mejor cuál es su situación.